martes, 12 de mayo de 2015

Mural “La Batalla” de Cacaxtla

NUEVOS DETALLES REVELADOS ACERCA DEL MURAL "LA BATALLA"


Al menos una decena de artistas participaron en la creación del mural “La Batalla”, que se ubica en Edificio B del sitio arqueológico de Cacaxtla, en Tlaxcala.


A partir de un análisis comparativo, que se incluye en el quinto volumen de “La Pintura Mural Prehispánica en México”, la investigadora Claudia Brittenham determinó que al menos una decena de artistas participaron en la creación del mural “La Batalla”, que se ubica en Edificio B del sitio arqueológico de Cacaxtla, en Tlaxcala.

La especialista en historia del arte realizó un estudio minucioso “in situ” de los pequeños detalles que se repiten frecuentemente en la obra, los cuales dan cuenta de la individualidad de cada pintor, informó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), mediante un comunicado.

“Encontramos diferencias en la forma de las manos, los pies, las caras, las plumas. Cada artista tiene un modo muy característico de pintar y se nota un patrón dentro de un grupo de figuras”, indicó Brittenham.


Entre la decena de manos que se identificaron destacan la de un artista que dibujaba los personajes con los pies gordos, otro que hacía dedos de los pies muy largos y uno más delimitaba los cuerpos con rayas, explicó.

En esta obra, que se plasmó hace más de 1,300 años, todos los pintores trabajaron en un nivel de igualdad, dijo, “cada uno estaba encargado de una zona del muro y era responsable de su pintura desde el esbozo preliminar hasta la línea final”.

También identificó “ciertas evidencias de una planificación de la composición”, como el buen manejo de las variantes, la coordinación las transiciones para que no se notaran los diferentes estilos y el hecho de los pintores más dotados trabajaran en la parte central.

La investigadora del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Chicago añadió que es posible que hubiera otros ayudantes para preparar los pigmentos y los muros, ya que “existía una gran colaboración entre artistas, lo que es típicamente mesoamericano”.

En cuanto al tipo de pigmentos con los que se elaboró “La Batalla” mencionó que se incluyen materiales de la zona maya y de la tradición zapoteca, a la que pertenecen el uso de goma del nopal y el acto de pintar sobre un muro bastante seco y texturizado.

“Es una síntesis perfectamente adaptada a las necesidades de Cacaxtla, y nos hace ver que el mundo mesoamericano estaba muy interconectado, igual que el nuestro”, comentó Brittenham en declaraciones difundías por el INAH.

Agregó que, como identificó la investigadora Diana Magaloni, los murales de Cacaxtla fueron elaborados con “minerales de procedencia local, cal para el blanco, carbón para el negro, hematita para el rojo, goethita para el amarillo. El azul es el famoso azul maya, una arcilla llamada paligorskita, teñida con añil”.

Los colores básicos que se utilizaron en el mural son el blanco, negro, rojo, café, amarillo y azul; pero también hay elementos en verde, rosa y tres tonalidades de azul, así como “mezclas de pigmentos rojo y negro para lograr tonos de piel distintos”, indicó.


“Cuando se compara esta paleta restringida con la variación en colores y pigmentos de una pintura mural maya como la de Bonampak, parece limitada, pero los pintores de Cacaxtla usaron sólo estos colores para lograr un naturalismo impresionante y un estilo pictórico muy claro, legible e impactante”, destacó la especialista.

“La batalla” refleja un enfrentamiento en la que aparecen los vencedores, con atuendos de pieles de jaguar, atacando con lanzas, cuchillos de obsidiana y lanzadardos; y los vencidos, con tocados de aves, plumajes y joyas de jade, quienes aparecen heridos y mutilados.

Sin embargo, en recientes investigaciones se sostiene que no se trata de un enfrentamiento real, sino del sacrificio en honor al dios del maíz, como señala la investigadora María Teresa Uriarte.


Para Claudia Brittenham, lo interesante de este mural, que realizó un grupo de filiación olmeca-xicalanca entre los años 650 y 700 d.C., es el cosmopolitismo en sus temas, su estilo y técnica pictórica.

“Estas pinturas revelan un alto conocimiento de otras tradiciones artísticas de Mesoamérica, desde la maya hasta la zapoteca y la de la Costa del Golfo. Pero también revelan una gran herencia de la tradición teotihuacana”, concluyó.


Esta investigación forma parte del libro “Estudios de Cacaxtla”, coordinado por María Teresa Uriarte, quinto volumen del proyecto “La pintura mural prehispánica en México” que presentó el INAH y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

El palacio quemado

EL PALACIO QUEMADO DE TULA

Con base en las investigaciones arqueológicas realizadas a lo largo de seis décadas, se sabe que el Palacio Quemado es uno de los conjuntos arquitectónicos más complejos de Tula, en el que probablemente se realizaron actividades administrativas.


Durante las exploraciones monumentales que llevó a cabo Jorge R. Acosta en la zona arqueológica de Tula (1955 y 1960), efectuó la excavación, consolidación y restauración del Edificio 3, mejor conocido como Palacio Quemado. Esos trabajos se registraron en informes y publicaciones, en los que se mencionan los objetos y elementos arquitectónicos que se descubrieron, no sólo en el Palacio Quemado sino también en otros edificios que circundan la plaza principal de Tula Grande (Acosta, 1956, 1957-58 y 1960).




El Palacio Quemado, considerado uno de los conjuntos arquitectónicos más complejos, está compuesto por tres amplias salas, cuya techumbre estaba sostenidas por columnatas. En cada sala se construyó un “impluvio” o patio interno abierto, que funcionaba como recolector de agua, área de ventilación y entrada de luz. El acceso a cada una de estas salas era independiente, sin comunicación entre sí. 

Los muros y columnatas del Palacio Quemado se construyeron sin cimentación, sobre una plataforma que cubrió construcciones más antiguas y rellenos de piedra alternados con lodo. Los muros son de adobe, que se encontraban pintados en forma de franjas en rojo, amarillo, azul, blanco y negro, como el descubierto entre el pasillo del Palacio Quemado y el Edificio B.


Las columnatas de la Sala 2 y el Vestíbulo Sur son cuadrangulares, construidas con maderos y dejando el centro para ser rellenado con barro y pequeñas piedras; en la salas 1 y 3, el Vestíbulo Oeste y los cuartos de la parte norte, las columnas son circulares. 


FUNCIONES DEL PALACIO

El nombre de Palacio Quemado se debe a dos razones. Lo de quemado porque hay frisos con alteración en sus colores, el techo desplomado, vigas carbonizadas y algunos adobes convertidos en ladrillos debido a la intensidad del incendio, que fue provocado intencionalmente. El nombre de palacio se debe a que es un edificio alargado, con elementos arquitectónicos complejos y porque se cree que es un recinto relacionado con la administración o la burocracia.

Guadalupe Mastache y Robert H. Cobean (1985) han propuesto que en el recinto monumental no hay un edificio con las características de una residencia real, y que no hay evidencias de que el Edificio K, el Palacio Quemado o las estructuras asociadas a las Pirámides B y C fueran estructuras residenciales. Sin embargo, es probable que los tres grandes conjuntos asociados a la Pirámide B –el Palacio al Este, el Palacio de Quetzalcóatl y el Palacio Quemado– constituyeran un gran complejo arquitectónico que funcionaba en conjunto como palacio real, y que cada uno de los edificios tuviera funciones complementarias, con espacios para actividades rituales, administrativas y de gobierno.




Luego de los trabajos de Jorge R. Acosta en el Palacio Quemado no se demostró que el edificio fuera residencial, pues no se encontraron fogones, basureros, ni otros elementos característicos de las unidades habitacionales. Sin embargo, en la Sala 1 se descubrieron vasijas de uso doméstico y ceremonial (pipas, incensarios y braseros), que fueron aplastadas cuando se cayó la techumbre del edificio durante el incendio, lo que hace suponer que se trataba de una bodega.

En las salas 1 y 2 se localizaron frisos que adornaban los “impluvios”, en los que se veían un tezcacuitlapilli (disco solar), uncuauhxicalli (vasija con corazones sangrando) y figuras humanas recostadas y con el cuerpo torcido hacia un lado y las piernas flexionadas, que han sido interpretadas como representaciones de jefes de la antigua Tollan. En esas salas también se descubrieron altares adosados a las banquetas y los muros. Las banquetas constan de un talud rematado por una cornisa que forma el asiento, y en la parte posterior llevan un ligero muro en talud, que funciona como respaldo. Sahagún señala que los teoicpalli (tronos de piedra) mexicas eran sillas señoriales de alto rango o jerarquía. En los códices también se aprecia lo anterior, por lo que suponemos que las banquetas del Palacio Quemado fueron usadas por los sacerdotes y gobernantes de Tollan.

10 cosas interesantes de Teotihuacan

1.- La Ciudadela

Se caracteriza por tener un diseño simétrico en los basamentos, plataformas y escalinatas, los cuales dan a conocer el alto desarrollo urbano de los teotihuacanos; en esta zona se observan los restos donde se ubicaban las residencias de los sacerdotes y gobernantes. Al oriente se haya el templo de Quetzalcóatl, el cual cuenta con una decoración majestuosa con esculturas de serpientes emplumadas atribuidas a Tláloc, dios de la lluvia.



2.- La Calzada de Los Muertos

En esta vía existen a los constados recintos sacerdotales, habitaciones y construcciones residenciales, de ahí de donde se origina la vista de las Pirámides de Sol y de la Luna.
Se destaca por medir alrededor de 4 kilómetros de longitud y por estar orientada de norte a sur, además de que comienza desde la plaza de la Luna, el cual se localiza frente a la pirámide de la Luna y se prolonga hacia el sur a La Ciudadela, conjunto que se sitúa en las inmediaciones del cauce del río San Juan.
Sobre esta importante vía se albergan importantes edificios tales como templos, palacios y casas de personajes de altura, entre las más destacadas se hallan las dos grandes pirámides, la Casa del Sacerdote, el palacio de Quetzalpapálotl o Quetzalmariposa, el palacio de los Jaguares, la estructura de las caracolas emplumadas, el templo de Quetzalcóatl, la ciudadela y muchas edificaciones más.



3.- Plaza y Pirámide del Sol

Orientada al poniente, se sabe que estaba dedicada al Sol pues es la segunda pirámide más grande del país, y la segunda de Mesoamérica, además de ser superada por la de Cholula en el estado de Puebla, pues cuenta con una altura de 64 metros y 5 cuerpos escalonados que decrecen hacia la cima.
Su fachada principal es una plataforma y las escaleras de acceso, mientras que en la base se encuentra la plaza donde estaban las habitaciones de los sacerdotes encargados de llevar a cabo los rituales, en total este edificio consta de cinco cuerpos troncocónicos superpuestos y una estructura adosada de tres cuerpos que no alcanzan la altura de la primera plataforma.


4.- Plaza Pirámide de la Luna

Ubicada al extremo norte de la Calzada de los Muertos, esta pirámide cuenta con 4 cuerpos escalonados decrecientes hacia la base y la escalinata está orientada al sur con 111 escalones; por su parte, la plaza cuenta con un altar central y la circuncidan un conjunto de bases en orden simétrico.
Su forma final fue adquirida a través de siete etapas de construcción, una de sus plantas es aproximadamente de 45 metros por lado, menor que la Pirámide del Sol, pero se encuentra a la misma altura por estar edificada sobre un terreno más elevado; su altura asciende a los 45 metros, cabe destacar que en esta zona arqueológica se halló una estatua llamada Diosa de la Agricultura, perteneciente a la época tolteca primitiva.



5.- El Palacio de Quetzapapálotl

Se ubica a un costado de la Plaza de la Luna, exactamente al suroeste. Guarda en su interior un patio rodeado por columnas cuadradas conformadas por piedras labradas en donde aparecen los símbolos cosmogónicos y la imagen del Dios-Mariposa, dichas formas le dieron el nombre a la construcción. Cabe destacar que los muros interiores estuvieron decorados con motivos relacionados con el culto a la divinidad del agua. Este edificio da a conocer el lujo y buen gusto que tenían los sacerdotes y gobernantes de Teotihuacan.
La escalinata está custodiada por unos jaguares de piedra, ahí los muros están decorados con escenas que representan a jaguares que portan penachos de plumas de quetzal, así como caracoles marinos y corazones humanos.



6.- El Templo de los Caracoles Emplumados

uno de los edificios más antiguos de la ciudad y para acceder a él se tiene que pasar por un pequeño túnel; su nombre se origina gracias a que en sus muros se encuentran estelas decoradas con caracoles, mismos que están empotrados en el muro.
En su plataforma se observan pinturas de instrumentos musicales en forma de caracol y aves con picos abiertos de donde brota agua, simulando fuentes.




7.- Palacio de los Jaguares

Esta edificación se destaca por su patio con forma redonda con habitaciones alrededor, adornadas con diversas pinturas murales donde se plasman a felinos con cabezas emplumadas que soplan un caracol produciendo notas musicales y haciendo alusión al Dios del viento. Para acceder al palacio se debe entrar por un pasaje en el que se aprecia la infinidad de vestigios de casas habitación.



8.- Museo del Sitio

esculturas de deidades de piedra y barro se exhiben de manera permanente, aunado a la pintura mural, códices, objetos ceremoniales y de uso diario que permiten al turista darse una idea de la vida social y religiosa de los antiguos habitantes de esta demarcación. La maqueta que se muestra en el museo reproduce la zona arqueológica y permite admirar su magnanimidad.



9.- Reino animal

Este lugar exhorta a los visitantes a vivir una experiencia del safari a través de la ordeña de cabras, la doma de caballos, los paseos en ponies y en carretas. Existe un espectáculo de aves rapaces, además de disfrutar del zoológico infantil, el herpetario y un pequeño lago.
Ahí los animales viven en completa libertad y comparten un total de 52 hectáreas, para que los turistas puedan disfrutar más de su estancia existen un restaurante, tienda de souvenirs, estacionamiento, sanitarios y servicio médico.
Existen visitas guiadas especializadas y está abierto de martes a domingo desde las 10 a las 18 horas y se ubica en el Km. 25 de la Autopista a Tulancingo, el acceso se encuentra por la carretera a Tuxpan, antes del puente de San Mateo.



10.- Paseo en globo aerostático

La zona arqueológica de Teotihuacan, en el estado de México, es una de la segunda más visitada en el mundo, y existe una manera de contemplarla desde lo alto y en todo su esplendor: un vuelo en globo aerostático sobre el Valle de los Dioses, es una experiencia completamente mágica.
Los itinerarios suelen comenzar sus actividades a partir de las 6 o 7 de la mañana, donde los tripulantes ya deben estar en el globopuerto para poder ver el amanecer en todo su esplendor desde varios metros de altura.
El viaje está contemplado de 30 a 45 minutos y la ruta la va dictando el viento, pues el globo se deja llevar por el aire aunque es seguro que no se perderá de ningún detalle, y no ha motivo para temer, pues los expertos están al pendiente del rumbo del globo.
Algunas agencias al término del recorrido por el aire, realizan un brindis ya que han descendido, esto para festejar la gran experiencia además de que es una acción de tradición. También se acostumbra de que los pasajeros reciban un certificado personalizado como recuerdo de su vuelo.


El inframundo de Teotihuacán, El Misterioso Tunel de la Priramide de Quetzalcoalt


lunes, 11 de mayo de 2015

Xochitecatl; zona arqueologica de Cacaxtla

ZONA ARQUEOLÓGICA DE CACAXTLA - XOCHITÉCATL


Xochitécatl es un gentilicio que significa el habitante o el nativo de Xochitlan, mientras que otra traducción podría ser “Lugar del Linaje de las Flores”. Cacaxtla se deriva del vocablo Cacaxtli, que literalmente significa “Lugar de Cacaxtles”, siendo estas unas armazones indígenas empleadas para transportar productos.

Las investigaciones arqueológicas realizadas en la sección oriente del sitio a partir de su descubrimiento en la década de 1970, área conocida como Cacaxtla, develan una de las sociedades más importantes que se desarrollaron en el periodo Epiclásico (650-900 d.C.) de Mesoamérica. Su poderío logró la hegemonía política, militar y económica en gran parte del valle poblano-tlaxcalteca después de la caída de Teotihuacan y Cholula, consiguiendo entablar relaciones comerciales a larga distancia con regiones distantes como la Costa del Golfo y la Cuenca de México. Entre sus vestigios destaca el Gran Basamento, un gran complejo arquitectónico de estructuras superpuestas y adosadas que presentan sofisticadas pinturas murales, únicas en su clase, en los llamados Templo de Venus, Templo Rojo, Mural de la Batalla y Pórtico A. Debido a la necesidad de proteger las valiosas pinturas, en la década de 1980 se colocó una amplia techumbre de alrededor de 10,000 m2 sobre la sección medular del Gran Basamento.
Xochitécatl, fue erigido sobre la cima del Cerro Xochitécatl adecuando la arquitectura a la topografía del cerro mediante terrazas habitacionales y de cultivo, colocando los monumentos más importantes en la cima incluyendo la Pirámide de las Flores, la Pirámide de la Serpiente, la Pirámide de la Espiral y el Basamento de los Volcanes.  Xochitécatl se desarrolló primordialmente durante el periodo Formativo (600-100 a.C.). Varios elementos estudiados como el paisaje ritual, ofrendas de conjuntos de figurillas, entierros humanos y elementos arqueo-astronómicos, concuerdan en la concepción de un centro ceremonial principalmente orientado hacia un culto a la fertilidad y a la propiciación de lluvias, cuyos símbolos parecen ser transmitidos a través de la imagen femenina.

La zona Arqueológica de Cacaxtla-Xochitécatl se localiza en la población de San Miguel del Milagro, a unos 19 km al suroeste de la capital, en el municipio de Nativitas. Para acceder a las zonas desde el Distrito Federal, se recorre la Autopista No. 150 hasta la caseta de San Martín Texmelucan, Puebla. Unos pocos kilómetros después, se toma la salida del libramiento en Xalmimilulco con dirección al poblado de San Miguel Xochitecatitla, donde se puede seguir las indicaciones para llegar al camino asfaltado (1.9 km.) que sube por la ladera hacia Xochitécatl.
Para visitar Cacaxtla, se debe pasar San Miguel Xochitecatitla continuando en dirección a Nativitas hasta topar con el entronque de San Miguel del Milagro y Cacaxtla.




sábado, 9 de mayo de 2015

Tula

TULA

Significado

Toponímicamente, Tula tiene dos significados provenientes del náhuatl, en el primero equivaldría a “lugar de tules o juncos”, y en el segundo sería “ciudad o metrópoli”.


Los Atlantes en el Templo de Tlahuizcalpantecuhtli, en la antigua ciudad de Tula.

Importancia cultural

Templo de Tlahuizcalpantecuhtli
La zona arqueológica de Tula, localizada al norte de la Cuenca de México, es el asentamiento que posterior al periodo Epiclásico o Clásico Tardío, unificó, a través del comercio y la conquista un vasto territorio en Mesoamérica, notándose sus influencias desde la zona del bajío hasta la Península de Yucatán, y aún hasta El Salvador y Nicaragua. Su posición estratégica le permitió controlar productos como la turquesa, proveniente del norte de Mesoamérica. Las primeras evidencias de ocupación en esta zona corresponden al momento en que Teotihuacán iniciaba su declive como centro rector de Mesoamérica. A esta época corresponden asentamientos como Chingú, Magoni y Atitalaquia. A mediados del S. VII se inicia la construcción del primer núcleo urbano de la ciudad de Tollan Xicocotitlan, llamado Tula Chico y las primeras representaciones de Quetzalcóatl en relación con el planeta Venus; pero es hacia el Posclásico Temprano que Tula llega a su época de mayor apogeo, se construye Tula Grande y las redes comerciales de la ciudad se expanden hasta Centroamérica. La ciudad de Tollan-Xicocotitlan llega al final de su hegemonía hacia la mitad del siglo XII debido a la incursión de grupos de filiación mexica y a disputas internas. Una de las polémicas más interesantes en torno a la ciudad de Tula es la referente al mito de Quetzalcóatl, quien habría sido desterrado de esta ciudad; sin embargo de acuerdo con los especialistas no hay bases para afirmar que este evento haya tenido como escenario a la ciudad de Tula, y que el mito sirvió como un elemento de legitimación del poder político par a las etnias del Posclásico Tardío. Cronología: 800 a 1200 d. C. Ubicación cronológica principal: Posclásico Temprano: 900 a 1100 d. C.
Mapa de sitio Tollan Xicocotitlan


miércoles, 6 de mayo de 2015

Teotihuacan

TEOTIHUACAN

Teotihuacan (en nahuatl: Teōtihuácān, ‘"Es un lugar donde los hombres se convierten en dioses"; Lugar donde fueron hechos los dioses; ciudad de los dioses’’) es el nombre que se da a la que fue una de las mayores ciudades prehispánicas de Mesoamerica. El topónimo es de origen nahuatl y fue empleado por los mexicas, pero se desconoce el nombre que le daban sus habitantes. Los restos de la ciudad se encuentran al noreste del valle de Mexico, en los municipios de Teotihuacan y San Martín de las Pirámides (estado de México), aproximadamente a 45 kilómetros de distancia del centro de la Ciudad de México. La zona de monumentos arqueológicos fue declarada Patrimonio de la Humanidad por Unesco en 1987.
Vista de la calzada de los Muertos desde la pirámide de La Luna.

Los orígenes de Teotihuacán son todavía objeto de investigación entre los especialistas. Alrededor del inicio de la era cristiana, Teotihuacán era una aldea que cobraba importancia como centro de culto en la cuenca del Anáhuac. Las primeras construcciones de envergadura proceden de esa época, como muestran las excavaciones en la Pirámide de la Luna. El apogeo de la ciudad tuvo lugar durante el Periodo Clásico (ss. III-VII d. C.). En esa etapa, la ciudad fue un importante nodo comercial y político que llegó a tener una superficie de casi 21 km2, con una población de 100 mil a 200 mil habitantes. La influencia de Teotihuacán se dejó sentir por todos los rumbos de Mesoamérica, como muestran los descubrimientos en ciudades como Tikal y Monte Albán, entre otros sitios que tuvieron una importante relación con los teotihuacanos. El declive de la ciudad ocurrió en el siglo VII, en un contexto marcado por inestabilidad política, rebeliones internas y cambios climatológicos que causaron un colapso en el Norte de Mesoamérica. La mayor parte de la población de la ciudad se dispersó por diversas localidades en la cuenca de México.
Se desconoce cuál era la identidad étnica de los primeros habitantes de Teotihuacán. Entre los candidatos se encuentran los totonacos, los nahuas y los pueblos de idioma otomangue, particularmente los otomíes. Las hipótesis más recientes apuntan a que Teotihuacán fue una urbe cosmopolita en cuyo florecimiento se vieron involucrados grupos de diverso origen étnico, como muestran los descubrimientos en el barrio zapoteco de la ciudad y la presencia de objetos provenientes de otras regiones de Mesoamérica, sobre todo de la región del Golfo y del área maya.
Teotihuacán ha sido motivo de interés para las sociedades posteriores al declive de la cultura teotihuacana en Mesoamérica. Sus ruinas han sido exploradas desde la época prehispánica, entre otros, por los toltecas y los mexicas. El descubrimiento de objetos teotihuacanos en los yacimientos arqueológicos de Tula y el Templo Mayor de México-Tenochtitlan así lo confirma. En la mitología nahua posclásica, la ciudad aparece como el escenario de mitos fundamentales como la leyenda de los Soles de los mexicas.

Actualmente, los restos de Teotihuacán constituyen la zona de monumentos arqueológicos con mayor afluencia de turistas en México, por encima de Chichén Itzá y Monte Albán. Las excavaciones arqueológicas en Teotihuacán continúan hasta nuestros días, y han dado como resultado un paulatino incremento en la calidad y cantidad del conocimiento que se tiene sobre esta ciudad.